domingo, 9 de noviembre de 2008

McCain acepta la derrota en el mejor discurso

Durante la pasada madrugada del 4 al 5 de noviembre, cuando ya los resultados daban por segura la victoria de su rival Barack Obama, John McCain salió, como es costumbre en estas situaciones, a reconocer su derrota electoral. Para ello, pronunció uno de los mejores y más elegantes discursos de aceptación de derrota electoral los últimos tiempos, y que os reproduzco a continuación:
Gracias amigos. Gracias por estar aquí en esta hermosa noche de Arizona.

Amigos míos. Hemos llegado al final de un largo viaje. El pueblo americano ha hablado, y ha hablo claramente. Hace un rato he tenido el honor de llamar al Senador Barack Obama para felicitarle (...) por haber sido elegido como próximo presidente del país que ambos amamos.

En esta camapaña tan larga y difícil su éxito que ha tenido le da respetabilidad a mis ojos por su perseverancia. Pero esto lo ha hecho por inspirar a tantos ciudadanos americanos que han tenido tanta influencia en la elección del nuevo Presidente de los Estados Unidos. Es algo por lo que le admiro profundamente y le felicito por haberlo logrado.


Esta elección es histórica y reconozco el especial significado que tiene para los afroamericanos y el orgullo especial que deben sentir esta noche. Siempre he creído que Estados Unidos ofrece oportunidades a  aquellos que tienen la industriosidad y voluntad de aprovecharlas. El senador Obama también lo cree así. Sin embargo, ambos reconocemos que aunque hemos avanzado muchísimo desde las viejas injusticias que una vez mancillaron la reputación de nuestro país y denegaron a algunos estadounidenses los beneficios plenos de la ciudadanía estadounidense, su recuerdo todavía tenía el poder para causar heridas.
Hace un siglo, el presidente Theodore Roosevelt invitó a Booker T. Washington a cenar en la Casa Blanca y ello causó un escándalo en muchos lugares. Hoy día Estados Unidos está muy lejos del cruel y atemorizante racismo de aquel tiempo, no hay mayor evidencia de ello que la elección de un afroestadounidense para ser presidente de Estados Unidos. Ahora no hay razón…Ahora no hay razón para que ningún estadounidense no se sienta orgulloso de su ciudadanía en éste, el país más grande de la Tierra.


El senador Obama ha logrado algo grande para sí mismo y para su país. Le aplaudo por ello, y también deseo ofrecerle mis sinceras condolencias por el hecho de que su amada abuela no haya llegado a vivir para ver este día. Aunque nuestra fe nos asegura que está descansando en presencia de su creador y muy orgullosa del hombre que ayudó a criar.

El senador Obama y yo tenemos nuestras diferencias y las hemos discutido, y el ha prevalecido. No hay duda de que muchas de esas diferencias todavía continúan existiendo. Estos son tiempos difíciles para nuestro país, y le prometo esta noche que haré todo lo posible para ayudarle a liderarnos en los muchos desafíos que enfrentamos. Insto a todos los estadounidenses que me apoyaron a que se me unan no sólo para felicitarlo, sino para ofrecer a nuestro próximo presidente nuestra buena voluntad y firme esfuerzo para hallar maneras de unirnos y llegar a los compromisos que sean necesarios para superar nuestras diferencias y ayudar a restaurar nuestra prosperidad, defender nuestra seguridad en un mundo peligroso y dejarles a nuestros hijos y nietos un país más fuerte y mejor del que heredamos. Cualesquiera que sean nuestras diferencias, somos compatriotas estadounidenses y por favor, créanme cuando les digo que no hay otra conexión que signifique más para mi que esa.

Es natural. Es natural que esta noche nos sintamos un poco decepcionados, pero mañana debemos superarlo y trabajar juntos para que nuestro país empiece a avanzar de nuevo. Luchamos, luchamos tanto como pudimos y aunque nos quedamos atrás, el fallo es mío y no de ustedes.

Estoy tan profundamente agradecido a todos ustedes por el gran honor de haber recibido su apoyo y por todo lo que ustedes han hecho por mi. Ojalá que el resultado hubiera sido otro, amigos. El camino fue difícil desde el principio pero su apoyo y amistad nunca cejaron. No tengo palabras para expresar adecuadamente la deuda profunda que siento hacia ustedes. Estoy especialmente agradecido a mi esposa, Cindy, mis hijos, mi querida madre y toda mi familia, y a los muchos viejos y queridos amigos que han permanecido a mi lado durante las muchas altas y bajas de esta larga campaña.

Siempre he sido un hombre afortunado, y nunca más que ahora por el amor y los ánimos que ustedes me han brindado. Saben las campañas suelen ser más difíciles para la familia del candidato que para éste y eso ha sido cierto en esta campaña. Todo lo que puedo ofrecer como compensación es mi amor y gratitud y la promesa de años venideros más pacíficos. También, también por supuesto estoy muy agradecido a la gobernadora Sarah Palin, una de las mejores campañistas que he conocido y una impresionante voz nueva por la reforma en nuestro partido y por los principios que siempre han sido nuestra mayor fortaleza... su esposo Todd y sus bellos cinco hijos ... por su dedicación incansable a nuestra causa, y el coraje y la gracia que han mostrado en la dureza y estrés de una campaña presidencial.

Podemos anticipar con ilusión y gran interés su futuro servicio a Alaska, el partido republicano y nuestro país. A todos mis compañeros de la campaña, desde Rick Davis y Steve Schmidt y Mark Salter, hasta el último voluntario, que han luchado tan dura y valientemente, mes tras mes, en lo que a veces parecía ser la
campaña más desafiante de los tiempos modernos, muchísimas gracias. Perder una elección nunca significará más para mi que contar con el privilegio de su confianza y amistad.


No sé, no sé qué más podríamos haber hecho para intentar ganar esta elección. Eso dejaré que otros lo determinen. Todos los candidatos cometen errores y seguro que yo cometí unos cuantos, pero no pasaré ni
un momento del futuro lamentando lo que pudo haber sido. Esta campaña fue y continuará siendo el gran honor de mi vida y mi corazón está lleno nada más que de gratitud por la experiencia y hacia el pueblo estadounidense por darme esta justa audiencia antes de decidir que el senador Obama y mi viejo amigo el senador Joe Biden tengan el honor de liderarnos durante los próximos cuatro años.


No sería, no sería un estadounidense que mereciera ese calificativo si me arrepintiera del destino que el extraordinario privilegio de servir a este país durante medio siglo me ha otorgado. Hoy fui un candidato para el cargo más alto en el país que tanto amo, y esta noche sigo siendo su servidor. Ello es bendición más que suficiente para cualquiera y le doy las gracias al pueblo de Arizona por ello.

Esta noche, más que ninguna otra noche, tengo en mi corazón sólo amor para mi país y sus ciudadanos, ya me hayan apoyado a mi o al senador Obama, ya me hayan apoyado a mi o al senador Obama. Le deseo al hombre que era mi oponente y que será mi presidente que Dios le ilumine, y pido a todos los estadounidenses como he hecho con frecuencia en esta campaña que no se desesperen frente a nuestras
dificultades actuales, sino que siempre crean en la promesa y la grandeza de Estados Unidos porque nada es inevitable aquí.


Los estadounidenses nunca abandonamos, nunca nos rendimos. Nunca nos escondemos de la historia, hacemos historia. Gracias, Dios les bendiga y Dios bendiga a los Estados Unidos de América. Muchísimas gracias a todos.

En la misma noche Barack Obama también realizó uno de sus mejores discursos, pero éste tendrá tiempo y oportunidades para mejorarlo dentro de los retos su nuevo cargo.

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